miércoles, 5 de febrero de 2014

Inseminación: Round 1-2 y 3

Luego de los chequeos que me faltaban para descartar obstrucciones en las trompas (con la famosa histerosalpingografia, de la cual salí convencídisima que a partir de ahora podía utilizar todos los juguetes sexuales al mejor estilo "50 Sombras de Grey") llegamos a la conclusión que las inseminaciones serían inevitables.

Irónicamente,  yo estaba más positiva que nunca, tal vez era el sentir que hacía algo para estar más cerca de nuestro tan ansiado bebé, el médico correcto o que ya no podía seguir más en estado zombie, que de golpe cambié mi manera de ver las cosas. Tenía la mejor predisposición y no me preocupaban tanto los resultados sino el accionar por el accionar mismo, que ya me ponían de mejor.

Para los que no saben, como nosotros en ese momento, el proceso de los tratamientos es bastante agotador, hay que ir cuatro o cinco veces en el mes al médico, varias veces en una misma semana, más las aplicaciones de inyecciones que te quitan tiempo también. Son dos semanas desde que te indispones hasta que ovulas que no paras un segundo, vos y tu pareja a cuestas. Empezas con la medicación inyectables (siempre en el mismo rango horario y luego de las complicaciones hasta aprendí a dármelas sola) y monitoreos paralelamente, le ves la cara a la varita mágica trasvaginal más veces que a tu marido y finalmente cuando estás a punto caramelo te depositan los pescaditos en Dolores para que  se encuentren con tu huevito en Mar del Plata. Todo eso, haciendo malabares con tu agenda diaria en esta vida tan pacífica que se lleva en nuestra ciudad y rogándole a todos los santos que no te agarre un piquete o paro de subtes en camino al médico.

El día que me hicieron la primera inseminacion, mientras yo estaba en mi mejor posición 9 y cuarto con las piernas y una luz me alumbraba las partes, yo pensaba: "Y pensar que éste va a ser mi sexo concepcional: Mi marido con una manoleta y yo con un especulo y una jeringa de 20 centímetros!!" Mi Yo interior se descostillaba de la risa para no llorar. Cuando salí, mi querido esposo me esperaba afuera con cara de poker. Fue un trámite, 15 minutitos nomás, un rapidito jejejejej!

Mi duda más importante era: Que chances tenemos de que funcione?? Sólo un 10 % NADA... Y probablemente aún así, era más alto que las chances que tendríamos por vía natural. Después de tan intensos días, comienza la famosa espera de dos semanas a la espera de resultados. Sólo cabe resaltar que si antes de  los tratamientos estaba paranoica, Imagínense ahora...

En fin, nunca esperé que el primero funcionara, no creí que íbamos a tener tanta suerte, aunque algo adentro mío tenía esperanza (es lo último que se pierde no?) y unos días antes del casamiento de mi mejor amiga, llego la maldita indeseada pero la vida sigue no? Y no me iba a deprimir, porque hay que festejar y esto no va a opacar este momento. Y se vino la segunda, al mes siguiente así no tenía
tiempo de deprimirme, en el medio de fin de año, si sí vamos que terminamos este año choto con todo, vamos que Papá Noel nos trae el regalo más deseadoy zas! El 31 de DIciembre me vino religiosamente 12 días después del tratamiento. Y bueno, en general se llevan varios intentos, no importa, vamos que la tercera es la vencida y arrancamos el 2014 con todo y voy a parir en Octubre (¡Qué linda época!) y ya las inyecciones me dolían y las ecografias me fastidiaban y mi peso que aumentaba, y el pelo grasoso y el acné de pubertad y los cambios de humores y la frustración de los negativos anteriores, y los anuncios de embarazo que me rodean y por qué para otros es TAAAAN fácil y la gente que me dice: "Sos jóven" y esto NO es lo que yo soñaba. Así nunca me imagine que iba a ser tener un hijo...Y en este estado me hice la tercera inseminación, con menos expectativas que nunca porque ya estaba harta, cansada, frustrada, enojada y sobre todo triste. Tres meses me duro la onda positiva y luego de tres negativos quedé emocionalmente y físicamente KNOCKOUT.

No hay comentarios:

Publicar un comentario